lunes, 15 de marzo de 2010

¿Te gusta el cine?

Ojo con esta pregunta. Siempre es una pregunta trampa. No importa que os lo disfracen de inocente inquietud. No es una frase típica para romper el hielo. No es una forma más de iniciar una conversación. Es una emboscada, una celada, una puñalada trapera. Está claro que no se acerca ni a años luz de las temidas: "¿en qué piensas?" o "¿te parece que este vestido me hace gorda?", porque de esas seguro que no salimos vivos, pero se queda cerca.

Y sobre todo va a depender de quien te lo pregunte y de lo que respondas. Vamos a desglosar los posibles movimientos:

Un "Sí, me gusta el cine" puede acabar con una horda de buitres culturetas comiendo el hígado de tu intelectualidad con preguntas sobre el último ciclo de cine azerbayano en versión original o el actor secundario que hacía de policía en la película que ganó el Óscar al mejor guión original adaptado en 1959.

También puede ser que un puñado de frikis se abalance sobre ti apuñalándote con un sinfín de siglas tipo HD, Blurrei, Full HD, y utilizando tus omoplatos como escuadras para triangular la mejor posición del quinto altavoz del Dolby 3.0.

Siempre puedes caer entre una caterva de especialistas en un género y entrar en el debate de si Chuck Norris es más duro que Charles Bronson, o si Hugh Grant es comparable a Richard Gere cuando sonríe, o si Angelina Jolie está más buena que Charlize Theron.

Vamos, que la respuesta no suele dejar indiferente a nadie. Yo suelo responder lo que respondo siempre a la mayoría de las preguntas: "Depende". Y luego ya veremos.

jueves, 11 de marzo de 2010

Commodities

Va a ser la palabra del día. Hoy la he visto utilizada para referirse al correo electrónico y para referirse a los productos agrícolas en los mercados de futuros. Es cierto que esta última definición es la correcta, pero algo en mi interior me hace negarme a ver una patata como una commodity.

Y es lo que tiene de malo traducir directamente del inglés, que ni library es librería, ni actual es actual, ni memories son memorias. Y por supuesto que commodities no son comodidades, ni nada que se le parezca, pero me vale para introducir el tema que me ocupa, y es el de aquellas cosas que nos rodean y que hacen nuestra vida más fácil.

Parece bonito, ¿no? Pues sí, en principio sí, pero nos acostumbramos a ellas tan rápidamente como dejamos de ser conscientes de que existen. Hasta que nos las quitan. Como el chupete a un niño pequeño. Y nos quedamos con cara de portero goleado, culpando al destino de tamaña desgracia y devanándonos los sesos para encontrar una solución alternativa.

Sí, en efecto, se me ha estropeado el microondas. Ya sé que hasta hace muy poco nadie lo usaba, y teníamos un ejército de artefactos tipo calientaleches que nos permitían hacer lo mismo, amén de ciertas habilidades como calentar al baño maría. Pero llegó el nuevo aparato y olvidamos tanto los artefactos como las artimañanas.

Y ahora estoy en un lío, ya no sé calentarme la comida o hacerme una infusión. ¿Sabría escribir a máquina si se me estropea la impresora? ¿O podría abrir una lata sin abrefácil? ¿Soy un maldito inútil, un simple manejador de gadgets sin la más mínima capacidad de hacer nada por mí mismo? ¿De qué me ha servido ver McGyver?

En fin, espero que todo esto se me pase en cuanto recupere mi microondas

miércoles, 10 de marzo de 2010

Feliz Año Nuevo

Seguro que me vendrá algún avispado a decirme que estamos en Marzo. Bueno, eso según el calendario gregoriano, pero según el calendario diancechtiano hoy es 1 de Rimbero, o sea, que comienza el año 894 de mi era. Y con eso a ver si comienza también una etapa algo más prolífica de este blog, ahora condenado al barbecho electrónico de comentarios de spam.

Ya os contaré como va